Archive for April 2nd, 2008

Wednesday, April 2, 2008

ELOGIO DE LA OCIOSIDAD by Bertrand Russell

(Escrito en 1932)

Como casi toda mi generación, fui educado en el espíritu del refrán “La ociosidad es la madre de todos los vicios”. Niño profundamente virtuoso, creí todo cuanto me dijeron, y adquirí una conciencia que me ha hecho trabajar intensamente hasta el momento actual. Pero, aunque mi conciencia haya controlado mis actos, mis opiniones han experimentado una revolución. Creo que se ha trabajado demasiado en el mundo, que la creencia de que el trabajo es una virtud ha causado enormes daños y que lo que hay que predicar en los países industriales modernos es algo completamente distinto de lo que siempre se ha predicado. Todo el mundo conoce la historia del viajero que vio en Nápoles doce mendigos tumbados al sol (era antes de la época de Mussolini) y ofreció una lira al más perezoso de todos. Once de ellos se levantaron de un salto para reclamarla, así que se la dio al duodécimo. Aquel viajero hacía lo correcto. Pero en los países que no disfrutan del sol mediterráneo, la ociosidad es más difícil y para promoverla se requeriría una gran propaganda.

Espero que, después de leer las páginas que siguen, los dirigentes de la Asociación Cristiana de jóvenes emprendan una campaña para inducir a los jóvenes a no hacer nada. Si es así, no habré vivido en vano. Antes de presentar mis propios argumentos en favor de la pereza, tengo que refutar uno que no puedo aceptar. Cada vez que alguien que ya dispone de lo suficiente para vivir se propone ocuparse en alguna clase de trabajo diario, como la enseñanza o la mecanografía, se le dice, a él o a ella, que tal conducta lleva a quitar el pan de la boca a otras personas, y que, por tanto, es inicua. Si este argumento fuese válido, bastaría con que todos nos mantuviésemos inactivos para tener la boca llena de pan.

Lo que olvida la gente que dice tales cosas es que un hombre suele gastar lo que gana, y al gastar genera empleo. Al gastar sus ingresos, un hombre pone tanto pan en las bocas de los demás como les quita al ganar. El verdadero malvado, desde este punto de vista, es el hombre que ahorra. Si se limita a meter sus ahorros en un calcetín, como el proverbial campesino francés, es obvio que no genera empleo. Si invierte sus ahorros, la cuestión es menos obvia, y se plantean diferentes casos.

Una de las cosas que con más frecuencia se hacen con los ahorros es prestarlos a algún gobierno. En vista del hecho de que el grueso del gasto público de la mayor parte de los gobiernos civilizados consiste en el pago de deudas de guerras pasadas o en la preparación de guerras futuras, el hombre que presta su dinero a un gobierno se halla en la misma situación que el malvado de Shakespeare que alquila asesinos. El resultado estricto de los hábitos de ahorro del hombre es el incremento de las fuerzas armadas del estado al que presta sus economías. Resulta evidente que sería mejor que gastara el dinero, aun cuando lo gastara en bebida o en juego.

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Bertrand Arthur William Russell, 3rd Earl Russell, OM, FRS, (18 de mayo de 1872 – 2 de febrero de 1970), fue un filósofo, historiador, matemático inglés, pacifista y prominente racionalista.

Se formó integramente en Cambridge, donde más tarde impartió clases. También trabajó como profesor en las universidades de Pekin y de Estados Unidos. En un primer momento, su filosofía partió de las Matemáticas. Entre 1910 y 1913 escribió Principia mathematica, su obra más importante. Russell redujo las matemáticas a una rama de la lógica que denominó logiscalismo. En el plano político, se distinguió por sus tendencias pacifistas, que en más de una ocasión le costaron la cárcel, y sus ideas contrarias a la religión. En 1945 publicó Historia de la filosofía occidental y en 1950 recibió en Premio Nobel de Literatura.

Wednesday, April 2, 2008

OCIOSIDAD

Ociosidad: : f. Vicio de no trabajar; perder el tiempo o gastarlo. inútilmente.

Wednesday, April 2, 2008

Victoria Ocampo

Hace unos días, han hallado escritos de Victoria en México.

 Se trata de tres poemas inéditos de la escritora argentina Victoria Ocampo (1890-1979) dedicados al poeta y dramaturgo francés Edmond Rostand y a la soprano ucraniana Salomea Krusceniski fueron rescatados por una fundación dedicada a preservar su legado, informa hoy la prensa argentina.

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Las tres piezas fueron escritas a mano sobre papel de seda y en francés cuando Ocampo tenía apenas 16 años y firmaba sus creaciones como Victorita, según participó diario La Nación, de Buenos Aires hace unos días.

Los textos pertenecían al acervo de los herederos de María Mercedes Carranza, amiga de Ocampo, y recientemente llegaron a manos de Juan Javier Negri, presidente del Consejo de Administración de la Fundación Sur, institución dedicada a preservar y difundir la obra de la fundadora de la mítica revista cultural “Sur”.

Las piezas, que se encuentran en buen estado de conservación. estuvieron durante casi un siglo dentro de un sobre identificado con la leyenda “Pour la Negra et Petite” (“Para la Negra y Pequeña”).

Negri señaló que cada uno de los poemas exhibe “la independencia de criterio, la libertad intelectual, la exploración de nuevas fronteras del arte y la cultura, el hilo conductor en la vida de Victoria”.

Uno de los poemas está dedicado a Krusceniski (1872-1952), a quien Ocampo escuchó por primera vez en 1906, cuando la cantante protagonizó “La Wally”, de Cilea, con la dirección de Toscanini, en el Teatro de la Opera de Buenos Aires.

Victoria conoció personalmente a la soprano tres años después, en París.

El segundo soneto está dedicado “a monsieur Edmond Rostand”, dramaturgo y poeta francés (1868-1918), autor de numerosos dramas y comedias, en tanto que el tercer poema hallado, “¡Blancheur!” (¡Blancura!), no tiene un destinatario específico y recoge el anhelo profundo de Ocampo hacia “el infinito del ideal”.

Para Negri, los poemas revelan que “Victoria, una escritora en francés, era capaz de expresar ideas y conceptos desde muy temprana edad”.